Queridos Lectores y Amigos:
Damos la bienvenida al blog y al Grupo Enfermería y Medicina Integrativa a Concha Germán Bes, Profesora titular de enfermería en la Universidad de Zaragoza. Coordinadora del Master Universitario de Iniciación a la Investigación en Ciencias de la Enfermería.
Con Concha nos une la forma de entender la profesión. El cuidado respetuoso, adecuado, oportuno de los aspectos invisibles y esenciales de la persona marca la diferencia en la relación terapéutica, en su respuesta a las intervenciones y los tratamientos, e incluso e igualmente importante, en la realización de las técnicas por parte de la Enfermera.
Es un verdadero placer contar con la colaboración de una profesional con una trayectoria tan amplia tanto a nivel asistencial como en docencia e investigación. Os dejo con Concha y su primer post que es una maravilla.
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Estando haciendo mis prácticas del curso tercero del grado en enfermería en un servicio de urgencias, me sucedió lo siguiente:
Una señora que traían en una camilla porque había tenido un episodio aún no esclarecido, iba gritando y pidiendo que llamaran a la familia. Aún no la habían explorado y venía solo acompañada por el personal de la ambulancia, no tenía acompañantes familiares. Estaba lo que se suele decir agitada y alguien le dijo que se calmara, que ahora la iban a ver y llamarían a su familia. La señora no prestó atención y siguió con los mismos gritos, llantos e intentando levantarse para irse del hospital. Alguien dijo, habrá que ponerle un sedante.
En ese momento tuve la idea de que había que abordarla de otra manera y usar lo que mi profesora llama “high touch care”, así en inglés, porque así parece que le damos más importancia.
Entonces me senté a su lado, cogí una de sus manos entre las mías, la miré a los ojos y con la mayor dulzura de la que fui capaz le dije: “Estamos aquí para ayudarle, fíjese somos varias personas que sabemos y queremos hacerlo”, dejó de gritar y me miró con dudas; con una de las manos le seguí apretando la suya, como dándole fuerza; con la otra le acaricié la cara, como se acaricia a un niño asustado. “Llamaremos a su familia, veremos que le pasa, estaremos con usted hasta que todo pase, confíe, de veras que vamos a hacer todo lo posible y, necesitamos que se calme”.
Noté como la señora pasaba de la tensión a la relajación de todo su cuerpo. Sostuve su mirada y le sonreí, mis palabras fueron “ahora todo está mejor señora Lucía” y ella asintió con su cabeza a la vez que apretaba mi mano. A partir de ese momento dejó de gritar.
Todos me miraron y mostraron su aprobación y cambió radicalmente el ambiente de trabajo con la señora.
Le escribo esto profesora porque “entonces comprendí el valor de los cuidados invisibles” y nunca se me va a olvidar.
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Hasta aquí la experiencia contada en el diario reflexivo de una alumna de Erasmus.
El diario reflexivo es un instrumento de aprendizaje que pedimos a los estudiantes. Se les pide que reflexionen acerca de sus experiencias y que lo contrasten con la bibliografía. Para la enfermeras hay numerosas autoras y autores que pueden citarse en el fundamento teórico del cuidado; para mi una de las principales es Hidelgarde Peplau, su máxima es “En toda acción de cuidado hay relación interpersonal, y en ella salimos beneficiados o no, ambas partes”.
Quien lea estas líneas podrá comprobar esta afirmación: podría parecer que la beneficiada fue la señora Lucía, y lo fue, pero no fue la única; la alumna Isabel también salió beneficiada por la satisfacción que le produjo ver la reacción de la enferma, por haberla sacado del bucle de la tensión-miedo y porque nunca olvidaría el valor del concepto que teóricamente había aprendido en clase, y que en ese día de alumna de Erasmus en un hospital italiano había confirmado por si misma. Además sintió el reconocimiento callado pero evidente de sus compañeros y quizás, finalmente, también ellos aprendieron algo.
Hay otra propuesta que hacía Peplau y también numerosos psicólogos la hacen, “cuando las personas enfermamos o nos accidentamos, en suma cuando nos sentimos vulnerables reaccionamos a la infancia buscando la figura de nuestra madre, padre o equivalente” “por tanto no nos debe de extrañar que los enfermos quieran tener a su familiar a su lado” y seguía Peplau “a las enfermeras nos compete entender esta reacción y ocupar el rol familiar en ausencia del mismo” Mas aún, a veces se nos otorga de manera automática por afinidad o parecido físico, de voz o quien sabe que, a alguna figura familiar, puede ser madre, nieta, novia o las correspondiente figuras en masculino. ¿Quién no ha tenido la experiencia de cómo nos habla una persona anciana con dulzura, en tono familiar y solicitando nuestra atención? Esto de suplir los “roles familiares” nos puede explicar el trato que esperan de nosotros y mas aún cuando el enfermo es anciano y la enfermera es joven, en los roles de abuelo-nieta.
Quizás es que una gran parte de los cuidados invisibles se resume en la expresión “buen trato”. Pero esto lo dejamos para otro momento.
Sólo quiero terminar con un detalle más, Isabel al realizar el cuidado invisible técnica, ética y/o humanamente correcto ahorró al sistema dinero: coste de jeringuilla, de medicamento, tiempo, dolor y el coste ambiental del plástico. ¿Poco importante? Siempre recordaré aquel refrán que me enseño mi abuelo Salvador “un grano no hace granero pero ayuda al compañero”.
Concha Germán Bes
Profesora titular de enfermería en la Universidad de Zaragoza. Coordinadora del Master Universitario de Iniciación a la Investigación en Ciencias de la Enfermería. cgermán@unizar.es
Referencias y lecturas aconsejables:
Peplau Hildergarde. Relaciones interpersonales en enfermería: un marco de referencia conceptual para la enfermería psicodinámica. Barcelona: Salvat, 1990. 264pp. Trata los aspectos psiquiátricos de los cuidados de enfermería.
Orkaizagirre Gómara, Aintzane. El regalo de Joel. Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2013; 22(4). Disponible en http://www.index-f.com/index-enfermeria/v22n4/9321.php
Diez minutos son suficientes para establecer una relación de cuidado. Así lo experimentó la joven enfermera en un botiquín de guardia. Y así se lo hizo saber el paciente que había percibido la diferencia en el manejo de técnicas físicas y verbales. Sólo diez minutos para agradecer.
Notas de la autora:
En los textos utilizaré como genérico el término, persona usuaria, enferma o ciudadana. Expresamente no usaré el término paciente porque significa “pasivo” y atenta a los principios de un buen cuidado en el que paciente debe tener un grado posible de actividad y no de pasividad. La paciencia es competencia de quien asiste y cuida.
Utilizaré el término genérico de enfermera o enfermero, que son los actores de las acciones del cuidado.
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